Las lentejas de mi madre

abril 8, 2016
Casilda

Nos hacemos eco de la noticia aparecida en el diario El Mundo en la que se habla de Lentejas Casilda.

Las lentejas son fuente de proteínas, vegetales, hidratos de carbono complejos, fibra, vitaminas y minerales, no contienen grasas ni gluten. Son uno de esos alimentos con capacidad para bajar el colesterol y son económicas, valores compartidos con otras legumbres y reconocidos por la FAO para declarar 2016 año internacional de las legumbres.

Aún sabiendo todo eso, no fueron precisamente las propiedades nutricionales de las lentejas las que llevaron a la familia Carazo Álvarez a iniciarse en el cultivo de la lenteja, sino sus valores medioambientales y la capacidad de regenerar la tierra.

Desde el año 1.999 la familia gestiona una explotación agrícola que desarrolla en ecológico. En ese campo, explica Roberto Carazo, uno de los hermanos, se trabaja con dos necesidades básicas como son la rotación de cultivos y conseguir nitrógeno de forma natural para el terreno.

En ese contexto, apareció en sus vidas la lenteja de Tierra de Campos que venía a cubrir ambas necesidades y descubrió una nueva utilidad: por una parte, añade, era una alternativa más a la hora de completar la rotación de cultivos dentro de las parcelas ecológicas; por otra, se trata de un cultivo que no necesita aporte extra de nitrógeno y, además, se comprobó tras las primeras pruebas que la tierra daba lentejas de muy buena calidad.

Pero hasta llegar a esa conclusión y disponer de la primera cosecha, en la temporada 2012-2013, hubo que salvar varios escollos.

El primero de todos, la semilla. Lo estipulado a la hora de producir lentejas dentro de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) es adquirir la semilla en alguno de los procesadores autorizados pero no había ninguno que cultivara en ecológico, así que el primer año sirvió para autoproducir la simiente y aprovechar después las cosechas siguientes.

La climatología, ese gran aliado o enemigo de las legumbres, según como se comporte, fue bastante más difícil de controlar. Las primaveras secas son el verdadero enemigo de la lenteja, dice Roberto Carazo y, además, hay que contar con las características del terreno.

La tierra que produce las lentejas Casilda es fértil, de borrial, con un PH de 7 a 8 y bastante materia orgánica, unas condiciones casi perfectas para este cultivo.

Las lentejas de Tierra de Campos ocupan actualmente entre ocho y diez hectáreas en diferentes parcelas de los términos municipales de Pozoantiguo, Villalube y Fuentesecas, un pequeño triángulo en la zona sur de la provincia de Zamora, cerca de Toro. La tierra ofrece por término medio una cosecha que oscila entre los 700 y los 800 kilos por hectárea.

La fase experimental se ha superado ya y las parcelas de la familia Carazo Álvarez están produciendo lentejas de Tierra de Campos acogidas a la Indicación Geográfica Protegida Lenteja Tierra de Campos que comercializan con la marca Lentejas Casilda. Es el nombre de su madre a quien, de esta manera, rinden homenaje, no sólo porque es quien mejor cocina las lentejas, «cuando mejor nos saben es cuando están cocinadas por ella», dicen los promotores de este cultivo en su página web, sino también como un reconocimiento a quienes protegieron la tierra que ahora están cultivando.

La venta, esa segunda fase a la que todo productor se enfrenta con inquietud, se está cubriendo con soltura. El objetivo, explica Roberto Carazo, es poder realizar una venta directa al consumidor, en primer lugar para que no se pierdan por el camino los valores del producto y la filosofía que se ha aplicado en su cultivo y, además, para que la lenteja llegue a un precio asequible al comprador evitando intermediarios.

Para ello han empezado a trabajar con asociaciones de consumidores ecológicos y a situar las lentejas Casilda en tiendes de delicatessen, herbolarios y productos naturales. Además, a través de su página web www.lentejascasilda.com se pueden realizar pedidos y las lentejas llegan a cualquier lugar del mundo.

De momento, estas primeras cosechas, desde que la tierra empezó a producir lentejas, han llegado a diferentes puntos de Castilla y León, Madrid y Cataluña.

Las lentejas ocupan una pequeña parte de la explotación de 35 hectáreas que la familia Carazo Álvarez mantiene en esa misma zona de Tierra de Campos dedicadas al cultivo de pistacho y cereal, sobre todo trigo, cebaza y berzas, aunque también han incorporado el tritordeum.

El cultivo de la lenteja no fue algo premeditado, «casi nos lo encontramos, dice Roberto Carazo, y apunta que si la comercialización se sigue desarrollando buen tal y como está planificada se podría incrementar la producción. La venta se realiza en envases de 1, 5, 10 y 20 kilos a un módico precio medio de 2,70 euros el kilo.

La Asociación de Sumilleres de Zamora ha realizado ya una primera cata de Lentejas Casilda, una legumbre que se ha revelado como mantecosa, muy fina al paladar, con una dureza de baja a media, lo que hace que se cueza rápido y se mantenga íntegra sin deshacerse, características que se demostraron en las distintas preparaciones realizadas con esta legumbre, desde las lentejas con codorniz hasta un postre en forma de mousse de lentejas y chocolate.

José Luis Cabrero, El Mundo de Castilla y León

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